4 de junio de 2016 – Fajardo, Puerto Rico – A la luz de la actual crisis fiscal y económica que atraviesa el país, la candidata a la gobernación por el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), María de Lourdes Santiago, reafirmó, durante su mensaje en la Convención Anual de la Asociación de Industriales de Puerto Rico, la urgencia de superar el ya fracasado modelo económico colonial, anclado en la inferioridad política y la promoción de la dependencia.

“Si algo ha demostrado la crisis que enfrenta Puerto Rico es la obsolescencia de un estatus político que nos mantiene con las manos atadas, y que nos impide superar las trabas que todos sabemos son un lastre que impiden el progreso material de Puerto Rico: las aborrecibles leyes de cabotaje, que obligan a los ciudadanos de un país en bancarrota a subsidiar a un país inmensamente rico; la imposición a los aranceles estadounidenses- proteccionistas para ellos, abusivos para nosotros, en especial para el sector de la manufactura, y la imposibilidad  de concertar libremente tratados y acuerdos con otros países, lo que nos mantiene miserablemente al margen de una economía mundial basada en la interdependencia a la que solo llegan países independientes”, sentenció la líder independentista ante los asistentes del cónclave industrial que este año fue celebrado bajo el lema “Desarrollo Económico, Crecimiento de la Manufactura, Internacionalización del País y Agenda en Washington”.

La también Senadora del PIP subrayó, que para materializar las aspiraciones del sector industrial respecto a la internacionalización de Puerto Rico, “la agenda en Washington tiene que comenzar con una exigencia de descolonización que nos provea las herramientas sin la cuales esas aspiraciones tendrían que limitarse a cinco o seis oficinas comerciales del ELA desperdigadas por el mundo, en los lugares y condiciones que los Estados Unidos permitan. Eso quiere decir que el país bajo cuyo dominio hemos llegado a estos infortunios tiene la obligación de asumir su responsabilidad histórica, declarando de forma transparente cuáles con las opciones reales que están dispuestos a conceder (recordando que la independencia sí es un derecho inalienable, distinto a otras alternativas), y siendo parte de un proceso que culmine en una votación democrática entre esas opciones.”

Entre los beneficios de la Independencia, que el PIP ha planteado por décadas y que abrirían la puerta a un mundo de posibilidades para el sector industrial, se encuentran las siguientes:

  1. Control de todo el comercio exterior, exento de los aranceles norteamericanos que se imponen a los productos provenientes de países fuera de Estados Unidos, y Puerto Rico podrá, a su vez, imponer, si así lo desea, sus propios aranceles a esos productos. Esto servirá tanto para disminuir el precio al consumidor de productos que actualmente pagan los aranceles norteamericanos en Puerto Rico, como para proteger industrias nacientes que ahora se encuentran indefensas en el sentido tarifario.
  2. Fortalecimiento de la política de comercio externo mediante participación en foros internacionales como la Organización Mundial de Comercio (WTO por sus siglas en inglés), la Asociación de Estados del Caribe, Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y otras organizaciones de la región.
  3. Suscribir acuerdos comerciales con otros países, especialmente con el objetivo de lograr acceso preferencial a los mercados de Europa, América Latina y el Caribe.
  4. Concertar tratados contributivos con el resto del mundo, especialmente con el objetivo de lograr que se apliquen a Puerto Rico cláusulas de condonación contributiva (tax sparing) que representan incentivos similares a la antigua Sección 936 y que países como Japón, Alemania, Francia e Inglaterra ofrecen a países en vías de desarrollo.
  5. Utilizar barcos de cualquier marina mercante del mundo para el comercio entre Puerto Rico y puertos de los Estados Unidos, porque ya no serían aplicables a Puerto Rico las Leyes de cabotaje.

No obstante, y aclarando que ​sus propuestas para la revitalización y el desarrollo industrial sólo tendrían un rendimiento óptimo con los poderes consubstanciales a la independencia e inaccesibles bajo el ELA actual, la aspirante a La Fortaleza esbozó, además, parte de los proyectos puntuales de su plan para el desarrollo industrial que muy bien pudieran implementarse ahora bajo el régimen actual:

  1. La necesidad de un avalúo de lo que tenemos, y de un análisis de nuestras vulnerabilidades que sirvan para trazar el tránsito a otros estadios de producción.
  2. La incorporación del concepto de eslabonamiento a las actividades productivas, en oposición a la estrategia de modelos aislados, como ha sido el caso de los privilegios contributivos desligados de otros tipos de incentivos y sin vínculo con otras actividades económicas.
  3. El desarrollo de una industria de fármacos bioequivalentes o genéricos, para lo cual contamos con estructuras físicas en desuso, pero aún licenciadas por la FDA, y personal altamente especializado.
  4. El desarrollo de agricultura de distintas escalas, en vinculación con la industria de procesamiento de alimentos, la gastronomía y la academia, considerando las preparaciones que se ofrecen en varios recintos de la Universidad del Estado.

Finalmente, la dirigente pipiola puntualizó otros aspectos, igualmente fundamentales, para su propuesta de desarrollo industrial como; la incorporación de una auténtica perspectiva de género, que considere la feminización de la pobreza y que provea iniciativas que vayan desde el microfinanciamiento para empresas de mujeres hasta la disponibilidad de centros de cuidos en todos los horarios; cambio en las políticas energéticas para iniciar transición a fuentes renovables descartando el Plan de Recursos Integrado recientemente sometido por la AEE; y la inversión pública, tanto en infraestructura edificada, como en educación y salud.