Descripción

Ha sido muy difícil para el independentismo, en un país que nunca ha conocido lo que significa tener su destino en sus manos hacer entender por qué el coloniaje, además de ser humillante, moralmente inadmisible, es adverso a los intereses materiales de los puertorriqueños; anticipar los extremos a los que puede llegar el dominio de los Estados Unidos para saciar sus intereses. Pero no hay mejor forma de educación política que experimentar, de cerca, la realidad. Y hoy se agolpan ante los ojos de Puerto Rico, todos los males del Estado Libre Asociado: la impagable deuda pública, el deterioro del Estado, la pobreza, el exilio, encabezados por la llegada de la dictadura sin disfraz: la Junta de Control Fiscal- siete individuos impuestos por los Estados Unidos con facultades casi absolutas para disponer de cada centavo generado por nuestro esfuerzo para satisfacer a los acreedores que ven en la Junta el mecanismo de mayor protección para su deuda– tarea que llevarán a cabo recortando servicios a las poblaciones más vulnerables de un país cada vez más empobrecido.

Siempre hay quien ante el golpe dice “es que nos lo buscamos” y proponen, como ha dicho la campaña del Dr. Bernier, el acomodo sumiso: “si nos resistimos es peor”.

Pero en la calle, en las comunidades que yo visito constantemente, el sentir no es ése es de indignación, de rechazo, de cuestionamiento y de voluntad de cambio. Y vemos las señales, en la calle, en las paredes, en las redes sociales, en la Chardón.

Todas esas manifestaciones son importantes pero ustedes saben que, para lograr cambiar la realidad (que es el llamado de la política de oposición), no habría ninguna manifestación tan contundente y eficaz como la de una gobernadora, con el respaldo de cientos de miles de votos, llevando la voz de esa resistencia, y exigiendo, a nombre del pueblo puertorriqueño, que los Estados Unidos, habiendo encendido ya el horno para la cremación del ELA, asuman la totalidad de su responsabilidad y encaminen un proceso para nuestra descolonización. De eso se trata mi postura de no colaboración con la Junta de Control Fiscal. Así que mi invitación, a ustedes, al país, a los demás candidatos, es a salir de la caja pequeñita del marco colonial y plantearnos, en serio, esa posibilidad: la indignación de un país, la exigencia a los EU para que asuman su responsabilidad, más allá del piquete, de la marcha, de la declaración, planteada en la posición de la funcionaria electa de mayor importancia en Puerto Rico. Recordando que no hay ningún tema esencial – en particular el económico, que se pueda atender seriamente desligado del tema de nuestra relación con Estados Unidos
Porque lo otro- que nadie se engañe, es ver como nos guarecemos ante el temporal de
la Junta, anestesiando al país con la canción de cuna de “el estatus no está en issue” para esperar el regreso a los tiempos del ELA sin la Junta.

Y al que tenga duda sobre las posibilidades de cambio que nos ha traído la historia reciente, que piense en la Unión Soviética: un momento era una gran potencia y al otro, estaba disuelta. Aún más cerca, Cuba, un día la cerrazón absoluta, y el otro, Obama en las calles de La Habana.

Y la única candidata que representa esa oposición absoluta, de principios, a la Junta de Control Fiscal, soy yo. Él único voto útil contra la Junta, contra la colonia, contra la anexión, por la descolonización y por la independencia es el voto por el Partido Independentista.